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View Full Version : FÚTBOL - Campeonato de Europa 1968 / Final repetida - Italia vs Yugoslavia 10/06/1968



PANAF
19th June 2011, 02:30
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Campeonato de Europa de 1968 / Final / Repetir / Italia - Yugoslavia

Así fué el campeonato de 1968
La Eurocopa de 1968, que fue la primera que recibió oficialmente este nombre, marcó la mayoría de edad del torneo. Por primera vez se inscribieron la casi totalidad de las selecciones europeas, se realizó una fase previa muy similar a las que se realizan en la actualidad (con ocho grupos, casi todos de cuatro equipos) y se cambió el sistema de la ronda final: cuartos a doble partido, y semifinales y final en sede fija, como en los torneos previos. La organización en esta ocasión correspondió a Italia, que actuaba de anfitrión de un gran torneo por primera vez en más de treinta años, que presentaba quizá el mejor equipo desde aquella época, y que se vio enormemente favorecida por la fortuna. Tres condiciones que casi aseguran un campeonato, como de hecho ocurrió.
La fase previa dejó como gran damnificada a Alemania Occidental, subcampeona del mundo en ese momento, que debutaba en este torneo. No tuvieron suerte los teutones con el sorteo, que los ubicó en un grupo de tres –poco margen de maniobra- en el que también estaba Yugoslavia; los balcánicos gozaban de unas de las mejores generaciones de su historia, con gente como el potente zaguero Fazlagic, Ivica Osim –luego famoso entrenador-, el fenomenal extremo Dragan Dzajic o un joven Acimovic que aún no era titular indiscutible. Ganador cada uno en su feudo, decidió el empate sin goles de la Mannschaft en Albania, árbitro inopinado del duelo.
Los cuartos dejaron cierta idea de continuidad, en el sentido de que aparecían en ellos tres de las naciones que cuatro años antes se habían jugado las semifinales. Sin embargo, sólo los soviéticos supieron superar el envite, y para ello tuvieron que levantar un 2-0 en tierras húngaras; lo hicieron con un conjunto muy renovado, donde ya tenían galones gente como Bishovets y Banishevski. Casi igual de mal lo pasaron los italianos, que llegaron a verse con un 3-1 en contra en Bulgaria, pero que acabaron remontando en Nápoles con goles de Prati y el extremo Domenghini. Más claro lo tuvo Yugoslavia, en cambio, que apabulló a Francia por 5-1 en el Pequeño Maracaná, dando así muestras de su poderío. En el enfrentamiento restante, nada pudieron los españoles campeones de Europa contra los ingleses campeones del mundo; la poderosa escuadra de sir Alf Ramsey nos ganó los dos partidos, y de paso se resarció de su vergonzante derrota ante Escocia (2-3) en Wembley.
Llegaban así las semifinales, dos partidos muy diferentes que compartieron, sin embargo, la ausencia de vistosidad y una tensión eléctrica. En el Artemio Franchi de Florencia, el respeto que Ramsey sentía por el veloz juego yugoslavo le llevó a sacrificar delanteros –Hurst y Greaves fueron los perjudicados- en beneficio de un quinto centrocampista, Hunter; una solución opuesta a la variante ofensiva que le había llevado a ganar la final del Mundial anterior,y que seguramente le costó la final. Fue un encuentro muy trabado, lleno de faltas y juego subterráneo –a pesar de que no jugó Stiles-, que acabó decidiendo una gran aparición del mejor del partido, Dzajic, mediado el segundo tiempo. Mullery sufrió, ya cerca del fin del partido, la primera expulsión de un seleccionado pross en la Historia.
También hubo inferioridad en la semifinal de Nápoles, que enfrentaba a Italia y la Unión Soviética, pero las circunstancias fueron bien diferentes. En una época en la que aún no había sustituciones, se lesionó el gran Gianni Rivera en el comienzo del partido, e Italia hubo de afrontarlo casi en su totalidad con diez hombres. Pero los pupilos de Valcareggi –un técnico tan defensivo que llegó a decir que hubiera preferido jugar fuera de Italia porque su estilo era mejor a domicilio- se hicieron fuertes atrás, apretaron los dientes con esa competitividad que les es tan propia, y apoyados en la serenidad de Zoff y el poderío de Burgnich y Facchetti consiguieron sacar adelante un meritorio empate sin goles. Es verdad que los soviéticos gozaron de buenas ocasiones –especialmente Lenev y Schesternev-, pero notaron la baja de Chislenko y no pudieron imponer su superioridad; ni siquiera en la prórroga, cuando también cayó Bercellino y Domenghini acabó jugando de lateral. Tras la igualada, las normas del torneo establecían que el finalista se decidiría con el lanzamiento de una moneda al aire; a los vestuarios se fueron los capitanes Facchetti y Schesternev y el árbitro Tschenscher, y la moneda del alemán dio la suerte suprema a los locales. Qué crueldad.
La final del Olimpico, disputada tres días después, fue un ejemplo de lo que tantas veces hemos visto, y que se suele despachar con el ya tópico “oficio italiano”: Yugoslavia creo más fútbol, dominó, jugó mejor, incluso marcó primero… pero fue incapaz de matar a los azzurri. Las importantes bajas de Rivera y Osim fueron cubiertas por Gigi Riva y Acimovic; mejor el segundo, que junto con Musemic y sobre todo Dzajic trajo en jaque a la defensa transalpina. Fue este último, como no podía ser de otra manera –seguramente el mejor jugador del torneo- quien abrió el marcador cuando la primera parte se acercaba a su final, y estuvo muy cerca de anotar un segundo gol que, dado el precario estado físico de Italia, hubiera resultado casi definitivo. Pero no lo hizo.
Italia dio dos pasos adelante en la segunda parte, pero entre que su centro del campo no estaba preparado para crear –Ferrini, Juliano y Lodetti constituían un trivote defensivo en toda regla-, que Riva y sobre todo Mazzola no tenían su día, y que los yugoslavos habían comenzado a ensuciar el partido (con Trivic, marrullero estándar, al mando) no parecía demasiado cerca el posible empate de los transalpinos. Tuvo que ser una jugada mitad pícara mitad ilegal, en la que Domenghini clavó una falta cuando la barrera quizá aún se estaba colocando, la que restableció la igualada y llevó la tranquilidad a las gradas romanas. No resolvieron nada ni los diez minutos restantes ni el tiempo añadido, y hubo que ir a un partido de desempate.
Dos días más tarde, pues, en el mismo escenario, llegó el momento de Gigi Riva. El zurdo de oro, incompatible con Rivera según su seleccionador –la polémica habitual del trequartista- se situó en el centro de los focos y se bastó y sobró para tumbar a los yugoslavos. No sólo anotó el gol que abría el marcador a los doce minutos, sino que tuvo al menos dos más y, lo que es más importante, fabricó casi todo lo que los transalpinos hicieron en ataque. Aunque hay que destacar también el buen partido también de Mazzola y Anastasi –autor del segundo tanto mediado el primer tiempo- quizá la clave de la final estuvo en la audacia de Valcareggi renovando en pleno su trivote defensivo, muy desgastado tras la exigente semifinal. Rosato, de Sisti y Salvadore dominaron el centro del campo, anulando a los artistas balcánicos; en especial pareció difuminado Dzajic, sombra del jugador franquicia de los demás partidos. Yugoslavia había salido casi con el mismo equipo del primer partido, y lo pagó caro: grave error de Rajko Mitic que quizá costó a Yugoslavia la final. O quizá no, porque con el partido que jugó Riva, hubiera sido muy difícil que Italia perdiese. Era el momento del genio




Fecha : 10/06/1968

Duración : 1:38:33

Idioma : Italiano


Descripción : 10 de junio de 1968.Italia.Roma.Estadio Olímpico.55 000 espectadores.

Juez: A. De Mendibil (España).

Equipos :
Italia: Zoff, Burnich, Guarneri, El Salvador, Facchetti, De Sisto, Rosati, Mazzola, Domengini, Anastasi, Riva.
Entrenador: Ferruccio Valkaredzhi.

Yugoslavia: Pantelic II, Fazlagich, Paunovich, Holzer, Damyanovich, P., Trivich, Achimovich, Hoshich, Musemich, Dzhaich.
Entrenador: Rajko Mitic.

Primer partido : Italia - Yugoslavia 1-1 (81 Domengini - 39 Dzhaich)

Calidad : TVRip
Formato : AVI
Video : 640x480 (1.33:1), 25 fps, XviD construir 40 ~ 910 kbps avg, 0.12 bit / pixel
Audio : 48 kHz, MPEG Layer 3, 2 ch, ~ 128.00 kbps avg


742 MB

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