borja_cule100%
20th November 2007, 20:13
http://img68.imageshack.us/img68/6735/barcaensudafricadv3.jpg[/img:3686a3aa8e] (http://imageshack.us)
Tras la derrota en Getafe, casi toda la masa culé nos lanzamos a hacer y deshacer a nuestro antojo, a firmar finiquitos, a rescindir contratos, a dar latigazos a diestro y siniestro, y a gastar billones de euros en futbolistas mesiánicos que nos saquen del profundísimo pozo negro de cuatro puntos en el que estamos metidos. Yo fui el primero en lanzar no piedras, sino misiles antiaéreos contra casi todo lo que oliera a blaugrana. Sin embargo, he de confesar que esperaba un poco más de reflexión y de sentido común según han ido pasando los días.
Nanay de la China. Leo entre divertido y pasmado que seguimos dinamitando Can Barça con una ferocidad que, si bien era entendible en caliente, no puedo compartir pasados los días. He llegado incluso a escuchar que Puyol se ríe tanto de los culés (http://lluviablaugrana.blogspot.com/)como Ronaldinho y sus “lesiones x-file”. También hemos cambiado varias veces de entrenador, de delanteros y hasta de portero. Yo pediría un poco de frialdad para analizar la verdadera situación del equipo y del vestuario.
Tras doce jornadas de Liga, cuatro de Champions y una de Copa del Rey, el Barça está tercero a cuatro puntos del Real Madrid en el campeonato doméstico, matemáticamente clasificado para la siguiente ronda de Champions (con la portería a 0), y virtualmente clasificados para la siguiente ronda de la JuanCarling Cup. Con los números en la mano, quedan 78 puntos por disputar en Liga, de los cuales 6 son ante el Real Madrid, y 3 son ante el Villarreal en el Nou Camp, 2º clasificado 3 puntos por delante y con pírrico goal-average (2-1). Nadie, repito, nadie puede considerar que estos números sean los de un equipo en crisis que debe despedir al cuerpo técnico, vender a media plantilla y obligar a dimitir a su presidente. ¿Qué es lo que está pasando, entonces?
Lo que está sucediendo, ni más ni menos, es que el que va líder es el Real Madrid. No os engañéis a vosotros mismos diciendo lo contrario. Esa madriditis histórica del culé, esa que pensamos que había quedado desterrada en París en mayo de 2006, es la que nos ataca y nos pone nerviosos a los culés. No ha desaparecido, ni lo hará nunca. La madriditis es parte esencial e indisoluble del culé, por mucho que nos pese. Sin Real Madrid, no hay sentimiento culé. ¿O me vais a decir que si el líder fuese el Espanyol o el Villarreal estaríamos igual de furibundos contra todo y contra todos? Ni de palo. Estaríamos esperando con ilusión el próximo partido de los nuestros, confiados en el pinchazo del líder provisional, y celebrando que el Madrid está en puestos de UEFA o peor. Que nadie se atreva a negarlo, porque el Sevilla estuvo líder mucho tiempo el año pasado y el Madrid bien debajo de nosotros, y no había ningún temor ni manos arrancándose los cabellos.
Sé que alguno me dirá: “Ya, pero es que el juego del equipo no invita a optimismos.” Cierto. Eso es irrebatible. De hecho, en eso consiste la “crisis” actual del Barça: en un juego plano y previsible que hace peligrar los resultados, y que nos hace naufragar fuera de casa. Pero si lo pensáis bien, esa es la menos mala de las catástrofes que nos podían suceder, máxime a mediados de noviembre. Es la cosa más solucionable de todas.
En mis más de treinta años de culé, he visto proyectos deportivos irse al garete por elecciones a destiempo, por luchas internas entre jugadores, por peleas entre staff técnico y directiva, por tránsfugas que se iban al eterno rival… pero nunca vi que el Barça sucumbiera por una crisis de juego. Los problemas en esta faceta se afrontan, se analizan, y se solucionan. No hay más.
“¡Abajo el entrenador! ¡Traigamos a Fulanito!”. Bien, no seré yo quien diga que Rijkaard es el entrenador ideal para el Barça de los próximos 5 años, pero despedirlo ahora… ¿Nos hemos vuelto locos? Después de cinco años de absoluta sequía y de ir a la oficina con la cabeza gacha, Frank devolvió la alegría al culé, esa alegría y esa chulería con la que ahora sacamos la guillotina a las primeras de cambio. Lo mínimo que se merece es terminar la temporada, y después ya habrá tiempo para análisis. ¿Sabéis cuántos equipos han logrado alzarse con un título de Liga cambiando de entrenador en mitad de la temporada? CERO. ¿Y cuántos equipos han hecho temporadas de ensueño después de una primera vuelta decepcionante? En los últimos 5 años, tenemos 2 ejemplos: el primer año de Rijkaard (sin títulos, pero remontándole más de 20 puntos a un Real Madrid líder), y el Real Madrid de la temporada pasada con Capello (campeón de Liga a la postre). Desde el punto de vista histórico, mantener a Rijkaard nos da posibilidades, pero despedirlo nos lleva a tirar la temporada… ¡en noviembre!
Volvamos a la cuestión del juego. Víctor Valdés acaba de batir el record de imbatibilidad de club en Europa, y es uno de los candidatos más firmes al Trofeo Zamora de este año. Nuestra portería goza de una salud excelente. Al igual que la defensa, que si bien comete algunos errores menores, se revela como la más segura de la última década. Hasta ahí, sin problemas.
En el centro del campo, tenemos una plantilla quizá un pelín corta, pero con una calidad impresionante, que saldría a relucir más a menudo si ciertos delanteros, en lugar de pedirla al pie, trabajaran más en la creación de los espacios y de las líneas de pase. Por tanto, eximo absolutamente de toda culpa a los centrocampistas. Del mismo modo, no podemos culpar a Bojan y a Dos Santos de los males de la delantera (llevan 6 ó 7 partidos de Primera División cada uno, frente a los más de 200 de otros), ni tampoco a Eto’o, que solo pudo disputar un partido oficial antes de lesionarse. Y a Henry le concedo la bula, pues creo que él es tan sufridor como los centrocampistas de la falta de movilidad inteligente del resto de la delantera.
¿Qué nos queda? Un brasileño al que le vendría bien la grada, y un argentino que debería oler banquillo. Sí, Ronaldinho puede solucionarte un partido, ese cuento ya lo he oído, pero mientras nos soluciona ese partido, nos hace perder la temporada completa. Hasta que no sea capaz de entender cuánto está perjudicando al equipo, se le debería sentar en la grada para que lo vea todo más clarito. Y sí, ya sé que Messi es uno de los máximos goleadores de la Liga, y que es el heredero de Maradona, y bla, bla, bla, pero en los últimos tiempos muestra una tendencia preocupante a desperdiciar los esfuerzos en carrera de los laterales derechos, no crea un solo espacio, no le coge nunca la espalda al defensa, la pide siempre al pie y parece que se niega a acatar la orden de Frank Rijkaard de abrir la banda hasta la línea de cal. De vez en cuando, refugiado en sus gambeteos siderales, levantará este o aquel estadio, pero mientras tanto hace sufrir en exceso a Zambrotta y a Puyol (que corren sin sentido todo el partido para nada) y a Xavi (que debe guardarse sus pases al hueco sencillamente porque La Pulga la pide siempre al pie). Además, el empeño que tiene en tirar paredes solo con Ronaldinho desplaza a un Henry con síntomas de ansiedad, al que a este paso habrá que comprarle un balón a él solo si quiere oler esférico.
Paciencia es lo que pido. No mucha, solo una pequeña cantidad. Fecha límite: hasta que se produzcan dos hechos importantísimos para el devenir del Barça 07-08. Uno es el regreso de Samuel Eto’o y de Deco. Y el otro, comprobar si Rijkaard, esta vez sí, les da una lección SOBERANA Y DEFINITIVA a Ronaldinho y a Messi. Como les digo a mis alumnos, no trabajes si no quieres… pero el 30 de junio se acerca.
[i]Fuente: Un cule en la corte del rey merengue. (http://unculeenlacorte.wordpress.com/2007/11/20/la-insoportable-levedad-del-ser-cule/)
Tras la derrota en Getafe, casi toda la masa culé nos lanzamos a hacer y deshacer a nuestro antojo, a firmar finiquitos, a rescindir contratos, a dar latigazos a diestro y siniestro, y a gastar billones de euros en futbolistas mesiánicos que nos saquen del profundísimo pozo negro de cuatro puntos en el que estamos metidos. Yo fui el primero en lanzar no piedras, sino misiles antiaéreos contra casi todo lo que oliera a blaugrana. Sin embargo, he de confesar que esperaba un poco más de reflexión y de sentido común según han ido pasando los días.
Nanay de la China. Leo entre divertido y pasmado que seguimos dinamitando Can Barça con una ferocidad que, si bien era entendible en caliente, no puedo compartir pasados los días. He llegado incluso a escuchar que Puyol se ríe tanto de los culés (http://lluviablaugrana.blogspot.com/)como Ronaldinho y sus “lesiones x-file”. También hemos cambiado varias veces de entrenador, de delanteros y hasta de portero. Yo pediría un poco de frialdad para analizar la verdadera situación del equipo y del vestuario.
Tras doce jornadas de Liga, cuatro de Champions y una de Copa del Rey, el Barça está tercero a cuatro puntos del Real Madrid en el campeonato doméstico, matemáticamente clasificado para la siguiente ronda de Champions (con la portería a 0), y virtualmente clasificados para la siguiente ronda de la JuanCarling Cup. Con los números en la mano, quedan 78 puntos por disputar en Liga, de los cuales 6 son ante el Real Madrid, y 3 son ante el Villarreal en el Nou Camp, 2º clasificado 3 puntos por delante y con pírrico goal-average (2-1). Nadie, repito, nadie puede considerar que estos números sean los de un equipo en crisis que debe despedir al cuerpo técnico, vender a media plantilla y obligar a dimitir a su presidente. ¿Qué es lo que está pasando, entonces?
Lo que está sucediendo, ni más ni menos, es que el que va líder es el Real Madrid. No os engañéis a vosotros mismos diciendo lo contrario. Esa madriditis histórica del culé, esa que pensamos que había quedado desterrada en París en mayo de 2006, es la que nos ataca y nos pone nerviosos a los culés. No ha desaparecido, ni lo hará nunca. La madriditis es parte esencial e indisoluble del culé, por mucho que nos pese. Sin Real Madrid, no hay sentimiento culé. ¿O me vais a decir que si el líder fuese el Espanyol o el Villarreal estaríamos igual de furibundos contra todo y contra todos? Ni de palo. Estaríamos esperando con ilusión el próximo partido de los nuestros, confiados en el pinchazo del líder provisional, y celebrando que el Madrid está en puestos de UEFA o peor. Que nadie se atreva a negarlo, porque el Sevilla estuvo líder mucho tiempo el año pasado y el Madrid bien debajo de nosotros, y no había ningún temor ni manos arrancándose los cabellos.
Sé que alguno me dirá: “Ya, pero es que el juego del equipo no invita a optimismos.” Cierto. Eso es irrebatible. De hecho, en eso consiste la “crisis” actual del Barça: en un juego plano y previsible que hace peligrar los resultados, y que nos hace naufragar fuera de casa. Pero si lo pensáis bien, esa es la menos mala de las catástrofes que nos podían suceder, máxime a mediados de noviembre. Es la cosa más solucionable de todas.
En mis más de treinta años de culé, he visto proyectos deportivos irse al garete por elecciones a destiempo, por luchas internas entre jugadores, por peleas entre staff técnico y directiva, por tránsfugas que se iban al eterno rival… pero nunca vi que el Barça sucumbiera por una crisis de juego. Los problemas en esta faceta se afrontan, se analizan, y se solucionan. No hay más.
“¡Abajo el entrenador! ¡Traigamos a Fulanito!”. Bien, no seré yo quien diga que Rijkaard es el entrenador ideal para el Barça de los próximos 5 años, pero despedirlo ahora… ¿Nos hemos vuelto locos? Después de cinco años de absoluta sequía y de ir a la oficina con la cabeza gacha, Frank devolvió la alegría al culé, esa alegría y esa chulería con la que ahora sacamos la guillotina a las primeras de cambio. Lo mínimo que se merece es terminar la temporada, y después ya habrá tiempo para análisis. ¿Sabéis cuántos equipos han logrado alzarse con un título de Liga cambiando de entrenador en mitad de la temporada? CERO. ¿Y cuántos equipos han hecho temporadas de ensueño después de una primera vuelta decepcionante? En los últimos 5 años, tenemos 2 ejemplos: el primer año de Rijkaard (sin títulos, pero remontándole más de 20 puntos a un Real Madrid líder), y el Real Madrid de la temporada pasada con Capello (campeón de Liga a la postre). Desde el punto de vista histórico, mantener a Rijkaard nos da posibilidades, pero despedirlo nos lleva a tirar la temporada… ¡en noviembre!
Volvamos a la cuestión del juego. Víctor Valdés acaba de batir el record de imbatibilidad de club en Europa, y es uno de los candidatos más firmes al Trofeo Zamora de este año. Nuestra portería goza de una salud excelente. Al igual que la defensa, que si bien comete algunos errores menores, se revela como la más segura de la última década. Hasta ahí, sin problemas.
En el centro del campo, tenemos una plantilla quizá un pelín corta, pero con una calidad impresionante, que saldría a relucir más a menudo si ciertos delanteros, en lugar de pedirla al pie, trabajaran más en la creación de los espacios y de las líneas de pase. Por tanto, eximo absolutamente de toda culpa a los centrocampistas. Del mismo modo, no podemos culpar a Bojan y a Dos Santos de los males de la delantera (llevan 6 ó 7 partidos de Primera División cada uno, frente a los más de 200 de otros), ni tampoco a Eto’o, que solo pudo disputar un partido oficial antes de lesionarse. Y a Henry le concedo la bula, pues creo que él es tan sufridor como los centrocampistas de la falta de movilidad inteligente del resto de la delantera.
¿Qué nos queda? Un brasileño al que le vendría bien la grada, y un argentino que debería oler banquillo. Sí, Ronaldinho puede solucionarte un partido, ese cuento ya lo he oído, pero mientras nos soluciona ese partido, nos hace perder la temporada completa. Hasta que no sea capaz de entender cuánto está perjudicando al equipo, se le debería sentar en la grada para que lo vea todo más clarito. Y sí, ya sé que Messi es uno de los máximos goleadores de la Liga, y que es el heredero de Maradona, y bla, bla, bla, pero en los últimos tiempos muestra una tendencia preocupante a desperdiciar los esfuerzos en carrera de los laterales derechos, no crea un solo espacio, no le coge nunca la espalda al defensa, la pide siempre al pie y parece que se niega a acatar la orden de Frank Rijkaard de abrir la banda hasta la línea de cal. De vez en cuando, refugiado en sus gambeteos siderales, levantará este o aquel estadio, pero mientras tanto hace sufrir en exceso a Zambrotta y a Puyol (que corren sin sentido todo el partido para nada) y a Xavi (que debe guardarse sus pases al hueco sencillamente porque La Pulga la pide siempre al pie). Además, el empeño que tiene en tirar paredes solo con Ronaldinho desplaza a un Henry con síntomas de ansiedad, al que a este paso habrá que comprarle un balón a él solo si quiere oler esférico.
Paciencia es lo que pido. No mucha, solo una pequeña cantidad. Fecha límite: hasta que se produzcan dos hechos importantísimos para el devenir del Barça 07-08. Uno es el regreso de Samuel Eto’o y de Deco. Y el otro, comprobar si Rijkaard, esta vez sí, les da una lección SOBERANA Y DEFINITIVA a Ronaldinho y a Messi. Como les digo a mis alumnos, no trabajes si no quieres… pero el 30 de junio se acerca.
[i]Fuente: Un cule en la corte del rey merengue. (http://unculeenlacorte.wordpress.com/2007/11/20/la-insoportable-levedad-del-ser-cule/)