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Thread: Europa League: Napoli vs Steaua Bucarest 15/12/2010

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  1. #21
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    Casi me olvidaba.

    Bien por el salteño Cavani! No lo conozco personalmente pero públicamente ha dado sobradas muestras de ser un buen tipo. Se merece este momento.

    Siga así!

  2. #22
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    Quote Originally Posted by tucutucu View Post
    Es que yo no se porque los tanos se enojan cuando se les dice que tal o cual jugador fueron o son uruguayos. Inexplicable.

    Me hacen acordar a los que te jedi cuando se les dice que Gardel es uruguayo. Igualito.

    Si el buen jugador uruguayo es de apellido italiano entonces es italiano y si el buen artista es uruguayo entonces es rioplatense. O francés. jajaja
    jajajajaja
    tucutucu, Gardel es rioplatense.... jajajaja
    Mi problema no era para nada con Cavani, pienso personalmente que Uruguay tiene mas en comun con Italia que tal vez Argentina, y en general los Italianos tenemos mucho ''feeling'' con los Uruguayos y claro tambien con los Argentinos, lo unico que me da un poco de fastidio es el tipo de altaneria con el que se hacen ciertos comentarios, y de hecho el comentario fue hecho por una persona que dudo que sea uruguaya o argentina...
    Un abrazo a los dos paises ''europeos'' de SurAmerica....

    PS: Si, Cavani es un buen tipo, antes q firmara con el Napoli lo vi paseando por spaccanapoli (una calle) y saludaba a todos sin mayor problema....

  3. #23
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    agonico triunfo, pero sirvió
    Para todo aquel que quiera ver nuestra perspectiva del futbol alemán entra:
    http://pelotasenalemania.blogspot.com/

  4. #24
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    Quote Originally Posted by DuxMeaLux View Post
    jajajajaja
    tucutucu, Gardel es rioplatense.... jajajaja
    Mi problema no era para nada con Cavani, pienso personalmente que Uruguay tiene mas en comun con Italia que tal vez Argentina, y en general los Italianos tenemos mucho ''feeling'' con los Uruguayos y claro tambien con los Argentinos, lo unico que me da un poco de fastidio es el tipo de altaneria con el que se hacen ciertos comentarios, y de hecho el comentario fue hecho por una persona que dudo que sea uruguaya o argentina...
    Un abrazo a los dos paises ''europeos'' de SurAmerica....

    PS: Si, Cavani es un buen tipo, antes q firmara con el Napoli lo vi paseando por spaccanapoli (una calle) y saludaba a todos sin mayor problema....
    Vamo' arriba Italia y Uruguay!

    Garibaldi nos une.
    \________________________________Uruguay Bicampeón del Mundo en Amsterdam 1928


  5. #25
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    Quote Originally Posted by brumario View Post
    Vamo' arriba Italia y Uruguay!

    Garibaldi nos une.
    Yo con mi madre y mi pasaporte ya estoy bien unido a Italia. Garibalde nos une

  6. #26
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    …”Giuseppe Garibaldi era, desde el punto de vista político, un liberal: siempre quiso luchar y luchó, efectivamente, contra la tiranía de monarcas y aun de gobernantes republicanos y, al mismo tiempo, era un libre pensador: luchó muy a menudo contra la Iglesia y es muy común leer en sus “Memorias” juicios muy severos contra los que él llama los clérigos. Pero Garibaldi es también un humanista, lucha por la redención social y es un apóstol de la solidaridad entre los hombres, no hay que olvidar también, al mismo tiempo, esa faceta de la personalidad de Garibaldi que lo hace luchar siempre del lado del más débil, del que lleva las de perder. Signa también su personalidad con la característica del romántico”…
    Éste es un hecho. Si hubiera sido un mercenario, habría sido el mercenario más tonto de la historia: prefirió vivir prácticamente a la intemperie y hacer la dieta de carne y mate que hacían los farroupilhos, en lugar de la vida regalada que le hubieran ofrecido las autoridades del Imperio, si hubiera trabajado para ellos; acá vivía casi a oscuras en una pieza de una casa de inquilinato de la actual Ciudad Vieja, en lugar de vivir con todas las comodidades que, seguramente, le hubiera ofrecido Rozas, si hubiera trabajado para él.
    Abonando lo antedicho, citamos todavía al Dr. Aguirre cuando en el artículo de referencia dice: “En aquel tiempo los jóvenes ideólogos colorados Andrés Lamas y Manuel Herrera y Obes eran pro mazzinianos y por ello fue que alentaron al gobierno a reclamar los servicios de Garibaldi.
    En ese entonces Garibaldi ordenó su vida familiar. Muerto el esposo de Anita en Brasil, se casó en nuestra ciudad en 1842 a instancias de una dama de la sociedad de la época perteneciente a la familia García de Zúñiga.
    Era tan precaria la situación de Garibaldi y su falta de recursos que no pudo subvenir a los gastos del casamiento y la iglesia debió casarlo gratis.”
    Y no creemos exagerar si continuamos citando a quien es un blanco preclaro, fiel a las tradiciones de su partido, pero tan fiel, también, como lo fue el profesor Juan Pivel Devoto, blanco como el Dr. Aguirre, a los principios de la verdad histórica.
    Al final del citado artículo el autor dice: “Los hechos que hemos narrado, quizás en algunos aspectos con excesos de detalles, creemos que permiten situar cabalmente a Garibaldi en la tradición uruguaya. Sin ninguna duda Garibaldi es un forjador de la tradición nacional. No de toda la tradición nacional, pero sí de una parte muy importante de la tradición nacional. Reitero, sin ninguna duda, que Garibaldi fue un personaje de la historia uruguaya y no es por casualidad que hoy estemos en la casa en que vivió y que ésta, con justicia, haya sido destinada por el Estado uruguayo a ser museo de Garibaldi.
    La tradición puede decirse que se encuentra a mitad de camino entre la historia y la leyenda.
    La historia trata de precisar los hechos reales que se vivieron, trata de desentrañar la verdad y de hacerla conocer para las futuras generaciones; trata de darle a cada personaje forjador de la historia su ubicación justa en ella y de discernir los méritos con justicia. La leyenda, en cambio, se aparta de la historia, se aparta de los hechos y, partiendo a veces de algunos hechos reales, idealiza los personajes, levanta héroes y condena a hombres de carne y hueso, que tuvieron sus luces y sus sombras, como traidores. La leyenda muchas veces, más bien casi siempre, desnaturaliza la historia, pero también alimenta la leyenda.
    La tradición de la Defensa de Montevideo se basa en una realidad histórica: la defensa en inferiores condiciones. La inferioridad inicial de condiciones constituyó una realidad histórica, pero esa tradición de la defensa basada en esa historia se ennobleció por la gesta de Garibaldi al frente de la Legión Italiana porque, reitero, Garibaldi fue un hombre justo que luchó no sólo con valentía, sino con un total desinterés. Nadie jamás pudo decir que en la Legión Italiana alguien se había beneficiado materialmente o se había enriquecido defendiendo la causa de una patria adoptiva, que no era la propia, y esa tradición de la Defensa de Montevideo, ennoblecida por la gesta de Garibaldi, fue también la tradición, esa sí no compartible, no merecedora de elogio, de la intervención extranjera que desdibujó y bastardeó en cierta medida la causa de la Defensa de Montevideo y los ideales por los cuales lucharon los orientales que se encerraban dentro de los muros de la Defensa.
    Pero la tradición de la intervención o, mejor dicho, de la participación de la Legión Italiana en la defensa de Montevideo, es una tradición que hizo menos mala y que, en cierto sentido, si no santificó, mejoró el concepto de la intervención extranjera. La intervención francesa y las intervenciones inglesas, ante los ojos del historiador no pueden ser defendidas ni mucho menos santificadas, pero la intervención de la Legión Italiana quizás no pueda justificarse, pero sin duda se explica y, sin duda, en cierto sentido se legitima porque a su frente estuvo Garibaldi que, sin duda, era un hombre de ideales puros, era un hombre que, con lo que después hizo por la independencia y la unidad de su patria, sin duda está diciendo que lo que también hizo en suelo uruguayo lo hizo por los ideales que él creía justos y que, sin duda, en su conciencia lo eran.
    Por último, la tradición liberal de la defensa de Montevideo, que sin duda existió, y que no significa condenar la tradición de quienes sitiaron Montevideo, que en cierta medida también desde una concepción más apegada al orden y a la administración rígida, no era una tradición contraria a la libertad, esa tradición liberal, digo, de la defensa de Montevideo se hizo auténtica en la medida en que Garibaldi, un mazziniano de auténtica filiación y prosapia, participó de ella.
    No puede decirse sino que aquellos hombres como Cúneo, como Rossetti, como Anzani, que participaron junto a Garibaldi en la formulación de esa tradición de la Legión Italiana, ennoblecieron la causa de la defensa de Montevideo y le dieron autenticidad a esa tradición liberal que ésta delegó a quienes fueron sus continuadores políticos.”
    También Rodó, en su “Mirador de Próspero”, decía, refiriéndose a Garibaldi: “aquel a quien recordamos como a un gran viejo de la casa y nombramos con orgullo”.
    Es que quien se da sin límites, también es aceptado sin límites.
    Así decía Carlos Rama en el prefacio de su libro “Garibaldi y el Uruguay”: “El Uruguay es mi segunda patria”, decía Garibaldi en una carta a su amigo el ex Presidente Joaquín Suárez.
    Esta no era una frase de cortesía, ni la retribución formal al país que le había concedido la ciudadanía oriental, distinguido con honores republicanos y nombrado general (uno de los tres generales uruguayos nacidos en el extranjero).
    Garibaldi se sentía uruguayo. Amaba aquel país, donde incluso pasó hambre, pero tenía amigos. Donde luchó por la causa que entendía suya.”
    Cuando las circunstancias lo llamaron nuevamente a Italia en 1848, volvió con la enorme experiencia de lucha, de tenacidad, de heroísmo que adquirió entre los farroupilhos y, muy especialmente, en el Uruguay; no sólo volvió acompañado por un grupo de uruguayos que hicieron suya la causa de Italia a través de su fervor, volviendo al ya citado prólogo de Rodó para la obra de Héctor Vollo sobre “La bandera de San Antonio”, cuando dice: Una vez que se me encomendó escribir una convocatoria con el objeto de que el pueblo de Montevideo adhiriese a la conmemoración anual de la unidad italiana, recordé ya no sólo lo que Garibaldi representaba para este pueblo, sino lo que él había representado para Garibaldi.
    Recordé que con tal conmemoración se glorificaba la memoria del que, hablando con orgullo del compañerismo que le unió a los nuestros, llamó al Montevideo de la Defensa “la ciudad de los milagros”, ”asombro y admiración del mundo”; del que afirmó que su resistencia heroica “serviría de norte en las generaciones venideras a todos los pueblos que no quisieran rendirse a la voluntad de los poderosos” y del que, dirigiéndose a la juventud italiana, en días de amarga incertidumbre, cuando aún faltaba consumar la obra emancipadora, instábala a inspirarse en la enseñanza y el ejemplo del pueblo oriental, ”en su valor sublime”, para saber al precio de qué sacrificios sobrehumanos conquistan los pueblos dignos de mejorar su suerte los bienes de la libertad.
    Y partiendo de esta indeleble impresión que la grandeza guerrera y moral de la Defensa dejó, como un sello de fuego, en el espíritu del Héroe, y teniendo en cuenta, además, la inmensa parte que a su prestigio personalísimo hay que atribuir en los sucesos preparatorios de la unidad y la libertad italianas, no se forzaría ciertamente el alcance de las relaciones históricas si se afirmara que hubo influencias de la Defensa de Montevideo en el movimiento liberal de 1848, que hizo levantarse a Italia de su tumba; que hubo recuerdos de la Defensa de Montevideo en cada página de la leyenda garibaldina y en las abnegaciones espartanas de Caprera; que hubo plomo de la Defensa de Montevideo en los fuegos de los Mil de Marsala, en la campaña homérica de las Sicilias, en Volturno, en Aspromonte, en Mentana; en todo lo que abrió camino al episodio que consagró definitivamente la realidad de la utopía secular, con la reivindicación de Roma intangible para la Italia una.”
    Dice Rama en el libro antes aludido: “En primer lugar, José Garibaldi definió una personalidad ética, si no de una gran complejidad, por lo menos de muy definidos caracteres, capaz de interesar admirativamente a sus contemporáneos.
    La misma intrepidez del Héroe, su altruismo nunca desmentido para ofrecer su vida y las de sus familiares, al servicio de la causa de la Humanidad, y de Italia, en primer término, es uno de sus puntos centrales y posiblemente de aquellos que impresionaran más fuertemente a sus contemporáneos, además teniendo en cuenta que su causa era la de los humillados frente a los poderosos.
    Un segundo tema, que ya se difunde desde el Uruguay, es su desprendimiento, el desinterés pecuniario, la generosidad rayana en el perjuicio a sus vitales intereses, que preside todos sus actos. En un momento de introducción de las pautas brutales del capitalismo ascendente, este rasgo es explicablemente llamativo.
    Pero hay además razones muy objetivas, de tipo ideológico, incluso partidista, que permiten explicarse asimismo a Garibaldi como un líder democrático. Concitó la admiración y la adhesión de sus contemporáneos, también, porque representaba las ideas de las masas, porque era el portaestandarte de un sector revolucionario racionalista.”
    Como dijimos al inicio de este trabajo, su relación fortuita con los saint-simonianos, especialmente con Barrault, fue determinante para su formación cosmopolita, internacional o supranacionalista.
    Al respecto continúa Rama: “Llega incluso al cosmopolitismo. El matrimonio con Anita Rivera (Ribeiro, C.N.) el conocimiento de las lenguas española y francesa (y portuguesa, C.N.), su admiración por Francia, sus amistades internacionales, son los síntomas más importantes en la vida de Garibaldi.
    Estas raíces garibaldinas explican la resistencia popular que encontraron las empresas coloniales lanzadas por los gobiernos de Roma a partir del año 1896.
    Para el garibaldinismo la lucha militar en el extranjero era una empresa de tipo ético, que no se podía confundir con el aventurerismo o el colonialismo. En 1880 Garibaldi, personalmente, se había declarado partidario de la libertad de Túnez y contrario a la Triple Alianza (que vincula a Italia con Austria y Alemania).”
    En nuestro país, Garibaldi goza de la más absoluta confianza del gobierno de Montevideo, que le confía la jefatura de su fuerza naval con la que lucha contra el sitio rozista a cargo de Brown, un irlandés al servicio del gobierno de Buenos Aires.
    Alcanza el grado de general después de San Antonio.
    Rechaza en carta memorable dirigida a Rivera, la donación de grandes territorios que éste le hace a él y a los miembros de la Legión Italiana, la que fue publicada en el N° 7 de la revista Garibaldi, correspondiente al año 1992.
    Los homenajes y las honras que recibió en el Uruguay cuando se tuvo conocimiento de su fallecimiento, el 2 de junio de 1882, dan una idea de la consideración pública y oficial que había sabido ganarse por su actuación en estas tierras.
    El 4 de junio el diario montevideano “El Siglo” da la noticia del fallecimiento en los siguientes términos: “Ha pagado su último tributo a la naturaleza el esforzado General José Garibaldi, que en ambos mundos había combatido por la causa de la libertad…
    ¡Italia está de luto! ¡También lo está Montevideo! Aquí fue donde Garibaldi dio ejemplo no sólo de su valor y de una audacia superiores a todo encarecimiento, sino también de una virtud espartana a toda prueba. Muchos son los que recordarán aquí al antiguo compañero de armas, al camarada del Sitio Grande.”
    Los homenajes se suceden, organizados por la Masonería Uruguaya, por el prestigioso Ateneo de Montevideo, que entonces presidía el Dr. Pablo de María, y por otras instituciones.
    El gobierno, a cuyo frente está el Gral. Máximo Santos, envía mensaje al Poder Legislativo solicitando autorización para “rendir a la memoria del General Garibaldi honores de General de la República.” En el texto se fundamenta la solicitud diciendo que “tan infausta nueva es un verdadero y legítimo motivo de duelo nacional para la República, que recuerda y aprecia con inolvidable gratitud los importantes servicios prestados a su independencia y a sus libertades por aquel valiente y abnegado soldado, cuyo nombre está indisolublemente ligado a hechos los más gloriosos y memorables de nuestra naciente Historia.
    El general Garibaldi al frente de su valerosa Legión fue una de las más poderosas columnas en que se apoyó la heroica defensa de esta ciudad dando siempre pautas de ser fiel a la causa que defendía, como de valor, arrojo y abnegación al frente del enemigo. Él es, pues, una de las glorias ilustres de esa Defensa.”
    El proyecto es aprobado sin discusión por ambas Cámaras y por aclamación en Diputados, en cuya comisión se destaca que “El General Garibaldi fue miembro de la Asamblea de Notables que, en sustitución del Poder Legislativo, funcionó en los años de 1846 a 1851 y a esto se agrega que el mismo guerrero, siendo General de la República, hizo abstracción del emolumento que la ley asigna a la graduación militar enunciada”…
    Son dignos de destacarse dos hechos: primero, que Garibaldi fue miembro del Poder Legislativo, pese a su conocida adversión a las demasiadas palabras, cuando éstas sustituían a los hechos, en nuestro país, en Italia y en Francia; el otro, su habitual desprendimiento y desinterés para todo lo monetario, que en este caso se concretó en el rechazo al sueldo de general que le correspondía. No es de extrañar, pues, su coincidencia plena y gran amistad con personalidades como Joaquín Suárez o Melchor Pacheco y Obes.
    Con fecha 4 de junio de 1883, el Poder Ejecutivo eleva un mensaje disponiendo de $10 000.oo para la erección de un monumento “a la memoria del ilustre General de la Nación Don José Garibaldi.”
    Esta disposición gubernamental tiene fundamental importancia porque será el primer monumento que se erigirá a la memoria de una persona por parte del gobierno uruguayo desde la independencia nacional, que tomó orden legal en 1830.
    También es de hacer notar que este monumento que dispone levantar el gobierno uruguayo es el primero en toda América dedicado a Garibaldi.
    A quien interese este tema informamos que se publicó en el N° 22 de Garibaldi, correspondiente al año 2007, cuando se conmemoró el segundo centenario de su nacimiento, toda la discusión parlamentaria en relación a la erección de este monumento que, al final, no se concretó por falta de fondos.
    Es interesante observar la cantidad de calles que llevan el nombre del Héroe en el Uruguay. En Montevideo, donde a finales del siglo XIX se permitió a rematadores y propietarios privados hacer deslindes creando nuevos barrios, llegaron a existir simultáneamente seis calles con el nombre de Garibaldi.
    En 1885 la máxima autoridad municipal, la Junta Económico-Administrativa, designó una gran avenida de nuestra capital con el nombre del ilustre personaje.
    Pero no hubo solamente honras por su muerte. Señalaremos solamente algunas otras.
    El 4 de julio de 1907, primer centenario de su nacimiento, en aquella todavía pequeña Montevideo de principios de siglo, se reunieron 40 000 personas en una manifestación celebrativa.
    El gobierno decretó fiesta nacional y los actos fueron presididos por el propio Presidente de la República, don José Batlle y Ordóñez.
    En la casa de Garibaldi, ahora parte del Museo Histórico Nacional, se colocó una placa de mármol con esta inscripción: “En esta casa vivió José Garibaldi en la época de la Defensa de Montevideo. 4 de julio de 1907”.
    Al mismo tiempo hubo manifestaciones públicas en diversas ciudades del interior del país, como Mercedes, Colonia, Trinidad, Fray Bentos y Salto.
    El gobierno uruguayo encargó a su embajador en Roma que se constituyera en Caprera para colocar una lápida con la siguiente inscripción: “El Uruguay al Jefe de la Legión Italiana durante la Guerra Grande”.
    En 1949 se vendió en remate público la casa de la actual calle 25 de Mayo (Vía del Portón en tiempos de Garibaldi) al 314, la cual es comprada por la colectividad italiana del Uruguay, con el apoyo monetario de la colectividad italiana de Argentina y del Banco Hipotecario del Uruguay.
    El Comité Pro Adquisición de la Casa de Garibaldi, que presidía Juan B. Maglia, consiguió que se restaurara el inmueble y fuera convertido en museo, contando para ello con el apoyo decidido del entonces Director del Museo Histórico Nacional, Prof. Juan Pivel Devoto.
    El museo (Museo Garibaldino de América) se inauguró oficialmente en 1951, cuando ya en Italia se había cumplido el sueño garibaldino de transformar el país en una república democrática.
    \________________________________Uruguay Bicampeón del Mundo en Amsterdam 1928


  7. #27
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    Otro dato interesante relacionado con esta historia de Garibaldi en Uruguay es el relacionado con la bandera de la Unión Soviética.

    Si, aunque usted no lo crea.

    Garibaldi por defender los ideales del partido colorado de Uruguay vestía una chaqueta roja y fue este el color que unos cuantos años más tarde los bolcheviques internacionalistas eligieron para su bandera. Lo que no tenían claro era el diseño final.

    Y cual fue?...

    Bandera del partido colorado uruguayo fundado en 1836.

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  8. #28
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    Quote Originally Posted by AHORASIQUESALE View Post
    Yo con mi madre y mi pasaporte ya estoy bien unido a Italia. Garibalde nos une
    Somos varios los descendientes de italianos. Aporte algo mejor "profe". Olvídese de si mismo aunque sea una vez y aporte algo más interesante que su vida y sus puntos de vista.
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  9. #29
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    Quote Originally Posted by brumario View Post
    Somos varios los descendientes de italianos. Aporte algo mejor "profe". Olvídese de si mismo aunque sea una vez y aporte algo más interesante que su vida y sus puntos de vista.
    El burro hablando de orejas ajajajaja. Increible.

  10. #30
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    Quote Originally Posted by AHORASIQUESALE View Post
    El burro hablando de orejas ajajajaja. Increible.
    Ignorante y estúpido.
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