Fácil, Laporta echó a unos del campo y siendo amenazado de muerte por ellos y Florentimo y demás presidentes del Real Mordor de las JONS cuida y mima a esa gente con facilidades e incluso cediéndoles un cuarto en el Bernaveu...
Sobre las gansadas de Su Caculencia Oligofrénica entorno al franquismo, vamos a refrescar la memoria de alguna de las cosas que le ocurrían al Barça por entonces, mención especial al 11-1 ya expuesto ampliamente (sólo pongo un video al respecto ahora, en primera página está toda la info que se desee sobre todo esto):
Mientras tanto, al Barça le pasaban cosas como estas durante el franquismo:
1939
Exorcismo en el campo de Les Corts
Acabada la Guerra Civil las nuevas autoridades franquistas consideraron que el FC Barcelona estaba contaminado por el virus separatista y que para que pudiera participar en el campeonato de liga, antes tenia que ser purificado. Fue el único club de España al que se le exigió la celebracion de un acto público de adhesión a los principios del Movimiento, exorcismo que se celebró en el Campo de Les Corts en el mes de junio. Con un campo absolutamente lleno y un público dispuesto a olvidar los horrores de la Guerra Civil, tomó la palabra uno de los primeros propagandistas del Régimen, el poeta fascista Ernesto Giménez Caballero. Hizo uso de la palabra para cantar "su exaltado amor a la Cataluña redimida y a las glorias de un club que, con tan rancia solera, se había descarriado inducido por espíritus malignos empeñados en empañar, con una política turbia y separatista, las glorias alcanzadas en los terrenos de juego". Terminó su intervención señalando que el acto tenía un valor simbólico "al sellar la vuelta del club decano al redil unitario, en un momento en el que el aire olía a flores y a imperio"· Después intervino el policía Bravo Montero, jefe del Rondín antimarxista, ex capitán del Español e hijo del tristemente famoso interventor de la ley de fugas, el también policía Bravo Murillo. Empezó afirmando que él había sido sobre el terreno de juego con los colores del Español, "un adversario del club azulgrana, pero siempre en noble y leal competencia" y que por haber combatido y odiado al Barcelona, le queria "pero desde aquel momento solemne, al verbo ahora, limpio, pulido y depurado" él dejaba de hablar a su corazón y "postrándose de rodillas ante el escudo del Barcelona" le decía "¡Quiéreme porque te quiero!".
Revista BARÇA, nº 2 (octubre de 1998 )
"Al acabar la guerra, al Barça se le obliga a realizar un acto de afirmación patriótica para que quede limpio de toda idea separatista. Fue una ceremonia un tanto siniestra celebrada en Les Corts, lleno a rebosar, y que el historiador Rafael Abella tituló "Exorcismo en el campo de Les Corts". Ese tipo de humillación no le fue impuesto a ningún otro club. Muchos barcelonistas habían muerto en ambos bandos o estaban en el exilio. Por entonces el Barça tenía sólo 2.500 socios y un patrimonio que, tras las sucesivas incautaciones, apenas llegaba a un millón de pesetas. Pero pronto el club recuperó, con un impulso y una fuerza superiores a los que poseía antes de la guerra, su carácter identitario y pasó a ser venerado como un símbolo de la resistencia de un pueblo derrotado (el "ejército desarmado" de ese pueblo, le llamaría años más tarde Manuel Vázquez Montalbán). Por eso, en sólo cinco años, pasó a tener más de 20.000 socios y, pese a que le fue impuesto también el presidente, Enrique Piñeyro, marqués de la Mesa de Asta, la sintonía entre el equipo y los catalanes le dieron un tremendo empuje, algo parecido a lo que sucedió simultáneamente con el Athletic de Bilbao. En ambos casos era la burguesía pactista con el régimen la que llevaba las riendas del club pero la base popular era la que llenaba el campo y daba aliento a los equipos".
Enric Bañeres (Almenar, Lleida, 1944). Periodista.
En el diario 'La Vanguardia' del 30 de junio de 1939, aparece esta información acerca del reafirmamiento de demostración patriótica:
"(...) También en el campo de Las Corts hubo un brillante y animado festival con motivo de haber reemprendido el Club sus actividades deportivas. Una multitud fervorosa, limpia del rencoroso y absurdo partidismo localista de los años últimos, invadió materialmente el campo para aplaudir —al par que las brillantes jugadas de bilbaínos y barcelonistas— los patrióticos discursos con que el señor Solé Julia, presidente del Club, y el general Alvarez Arenas arengaron a la vieja y entusiasta masa de aficionados al deporte que tienen en Las Corts su mezquita y su Meca."
-----------------------------------------------------------------------------------
1940
Los estatutos franquistas del Barça
Documentos del Barça recuperados
en la investigación de 'La Vanguardia'.
Los primeros estatutos del Barça tras la Guerra Civil, los que se aprobaron en junio de 1940 y certificaron la adhesión inquebrantable de la entidad al nuevo régimen, han sido recuperados íntegramente. Constan de diez capítulos y 38 artículos. Después de décadas dándolos por perdidos, sin saber su paradero, una investigación de La Vanguardia ha permitido su recuperación y que se puedan incorporar a la relación de textos fundamentales de la historia del club, reflejando fielmente cómo fue una de las épocas más oscuras de la entidad, unos años en los que bordeó la desaparición y luego vio cómo el primer equipo del club estuvo muy cerca del descenso a Segunda División.
El texto recuperado establece que el objeto de la entidad –que por primera vez ve castellanizada su denominación oficial para pasar a convertirse en Club de Fútbol Barcelona– es “fomentar el deporte en todas sus manifestaciones y contribuir al mejoramiento moral y al desarrollo físico de la juventud española” y también “apoyar cuantas manifestaciones tiendan a poner en lugar preferente el nombre del deporte nacional en la medida de sus posibilidades”.
En 1940, en un contexto de nuevo orden, de depuraciones, de “hechos pasados que no deben repetirse”, el Barça quedó incautado por las autoridades franquistas. Enrique Piñeyro Queralt, marqués de la Mesa de Asta, del que el anecdotario cuenta que ni siquiera había visto nunca un partido de fútbol, fue designado presidente, el primero de la historia que ni tenía carnet de socio ni había sido refrendado por los barcelonistas.
'El Mundo Deportivo' del 13 de marzo de 1940.
Piñeyro tomó posesión del cargo el 13 de marzo de 1940 y en tres meses justos ya había cumplido la primera tarea encomendada: anular todos los artículos estatutarios contrarios al nuevo régimen y redactar una carta magna azulgrana adecuada a los nuevos tiempos. Los estatutos de 1940 anularon la normativa anterior, aprobada en 1932 bajo la presidencia de Joan Coma. En estos, redactados en catalán, se especificaba que “toda reforma deberá ser solicitada al menos por el 5% de los socios” y aprobada en asamblea general por “tres cuartas partes de los asistentes a la asamblea”. Los nuevos rectores del club no respetaron ni una de estas condiciones.
Piñeyro nombró una comisión de redacción de los nuevos estatutos, formada por dos directivos: Javier de Mendoza Arias-Carvajal y Juan Agustí Peypoch. El primero, abogado y capitán de Artillería (promoción del verano de 1938 ), fue luego presidente de la Federación Catalana de Fútbol. El segundo era cirujano y hermano del escritor Ignasi Agustí.
El 12 de junio de 1940 se aprobó el nuevo articulado, por el que el FC Barcelona se vio modificado en su pura esencia. Desde el artículo 3, donde se especifica que en la parte superior del escudo del club figurarán “dos franjas rojas verticales, en fondo amarillo”, eliminando así las cuatro barras de la bandera catalana. Pasando por el espíritu democrático de la entidad, que queda anulado en artículos como el 18, donde se establece que “el Club de Fútbol Barcelona estará regido por un Consejo Directivo compuesto de 12 a 18 miembros que podrán ser socios del club o personas ajenas al mismo”, dando así carta blanca a la intromisión de personas afines al régimen aunque ajenas al barcelonismo.
Y aún más en el artículo 19: “El nombramiento de Presidente, de conformidad con lo dispuesto por la Superioridad, lo efectuará la Federación Catalana de Fútbol, elevando a la Federación Española la correspondiente declaración jurada del mismo”. Entre los detalles que deberán acreditar el presidente nombrado desde Madrid y los miembros de su directiva se exige saber si ya desempeñaban el cargo “con anterioridad al 18 de julio de 1936” y también “dónde les sorprendió el Glorioso Movimiento Nacional y la actividad que desarrollaron desde su iniciación hasta la terminación de la guerra”. Durante años, aspirantes a directivo del Barça quedarán tachados por el lápiz rojo censor.
En otro artículo, el octavo, se señala que el Consejo “por unanimidad podrá acordar la baja de los socios que por su comportamiento moral, social o político se hagan acreedores a dicha sanción”. El articulado de estos estatutos franquistas del FC Barcelona no deja nada al azar e incluso establece las condiciones para disolver el club. Reza el artículo 34: “La disolución del Club de Fútbol Barcelona podrá ser acordada por orden terminante de los organismos superiores al mismo y en especial por la Federación Española de Fútbol”.
Y un detalle interesante, en caso de disolución (ordenada desde Madrid y sin derecho a réplica) se formulará el inventario del activo y el pasivo y “si resultara algún sobrante” se repartirá, en principio, entre las entidades benéficas que acuerden los liquidadores, pero, añade el artículo 35, “y en especial de aquellas que tengan relación directa con los deportes a cuya actividad se dedique o haya dedicado el Club de Fútbol Barcelona. Tanto en un caso como en otro deberá tratarse precisamente de entidades que radiquen dentro del término municipal de Barcelona o de su provincia”. Si se les va un poco la mano decretan directamente que el campo de Les Corts pase a manos del Espanyol.
Naturalmente, el nuevo texto avisa de que “quedan nulos y sin efecto todos los Estatutos y Reglamentos anteriores, así como todos los acuerdos de Consejo Directivo o de las antiguas Asambleas que se hallen en contradicción con el presente Reglamento”. Los cuarenta años de historia del Barça de Gamper quedaban así borrados para siempre. Los estatutos de la directiva de Piñeyro, ahora recuperados, tuvieron vigencia hasta 1950, cuando fueron remodelados bajo la presidencia de Agustí Montal.
Un capitán del ejército al mando del club azulgrana
La tarea de enderezar el rumbo del Barça correspondió en 1940 al marqués de la Mesa de Asta. En julio de 1936 pasó a Francia por Puigcerdà y se dirigió a la zona franquista, donde, como capitán de Caballería retirado, se incorporó al ejército de Franco y fue nombrado ayudante del general Moscardó, el héroe del Alcázar de Toledo. Fue Moscardó quien le encargó la dirección del Barça. El marqués tomó posesión del club el 13 de marzo de 1940, en una reunión de la directiva azulgrana que dio comienzo a las 22.15 horas y acabó a la una de la madrugada. Piñeyro se dirigió así a sus compañeros de junta: “Hemos de considerar nuestro mandato como un servicio a la causa del engrandecimiento de España. En el ánimo de todos están hechos pasados que no deben repetirse. Hay cosas, acerca de las cuales no quiero insistir, que se fueron de España para no volver, y alguna de estas se fueron también de este club, que no necesitará de acicates bastardos para trabajar honrada y sinceramente para la mayor gloria de unos colores, tantas veces victoriosos en los campos del deporte y que cuanto más altos logremos situar, mayor satisfacción habrá de cabernos, pues, en mayor grado, habremos contribuido al resurgir de esta rama importantísima del esplendor patrio, que es el deporte español”. Finalizó su parlamento con esta arenga: “Señores, por el Barcelona y por su deporte hispano ¡Arriba España!”. En la misma reunión se acordó transmitir un telegrama a Franco (“respetuoso saludo adhesión inquebrantable invicto Caudillo”) y se ofreció la presidencia de honor del club “al Excelentísimo don Salvador Mújica, Jefe de la 41 División”.
Fuente: Lavanguardia.es
-----------------------------------------------------------------------------
1942-43
El escandaloso 11-1 de Chamartín
-----------------------------------------------------------------------
Agravio comparativo
De la final de la Copa de Europa 1961 en Berna entre el CF Barcelona y el Benfica, la Federación Española obligó al Barcelona a jugar la semana anterior una eliminatoria de Copa del Generalísimo contra el Español, cuando quince días antes paró la Liga para un amistoso del Real Madrid en América. Concretamente, el partido de vuelta se disputó cuatro días antes de la final de Berna. Por denunciar este hecho en un diario Suizo el periodista Andrés Mercé Varela al llegar a la Jonquera le retuvieron el pasaporte. Este periodista le anunció a Fernando María Castiella, Ministro de Asuntos Exteriores, que publicarían el hecho de esta retención a un corresponsal español por relatar dichos acontecimientos.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Bon Profit!