Se fue la Mamà de Diego. La que estuvo siempre a su lado,
siempre, sobre todo en las malas.
"A Doña Tota le dolía la panza. Mucho. Hacía años que había empezado con ese retorcijón. Yo debía andar por los 13, cuando me di cuenta de que el dolor de mi mamá iba más allá del estómago. Era cada vez que llegaba la hora de comer. Mi vieja decía: ‘Me duele el estómago’. Pero yo descubrí que nunca había sufrido de la panza. Nunca. ¡Era todo mentira! Decía eso porque no alcanzaba la comida y quería que comiéramos nosotros. Por eso la amo”.
Una madre ejemplar.
A ella este mìnimo reconocimiento.
A Diego y a su Familia, un abrazo del alma.