El Sevilla cayó derrotado ante el vigésimo de esa clasificación inútil
El Sevilla de José María del Nido se ha dado de bruces con la realidad. El que fuera durante 17 meses "el mejor club de fútbol del mundo" según la Federación Internacional de Historia y Estadística se pegó un enorme revolcón europeo ante el Fenerbahçe, un equipo que pocas veces ha conseguido entrar entre los veinte primeros de esa clasificación. El batacazo debería servir para aplacar los ánimos del presidente sevillista, demasiado crecido en los últimos tiempos.
Porque el Sevilla, el que era un club simpático para la gran mayoría de aficionados, ha pasado a ser un equipo cascarrabias, gruñón, pendenciero y soberbio al que pocos tragan. Y lo peor es que sus propios aficionados no han levantado la voz contra esa soberbia: que a un estadio con la historia del Ramón Sánchez Pizjuán traten de cambiarle el nombre por el de La Bombonera, el mote del estadio del Boca Juniors (su nombre real es Camilo Cichero), porque a cierta persona le apetece es para que los hinchas sevillistas, que son devotos de su club y no de otro, tengan algo que decir.
Por cierto, en la clasificación histórica de la IFFHS, que ésa también existe, el Sevilla es el quincuagésimo segundo clasificado, por detrás de Universidad Católica de Chile, América de Cali y otros cuarenta y nueve clubes más. La cura de humildad debería servirles para mirarse el ombligo y enmendar errores cometidos en estos años de bonanza. Su propia afición se lo agradecerá.