Copa Libertadores
Vélez 2-1 Peñarol
¡Oh, qué Veleza!
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¡Peñarol está en la final! Tuvo un primer tiempo notable y el gol de Mier lo dejó encendido. Vélez lo dio vuelta y Silva erró un penal que será inolvidable. Santos, el último escalón para ser campeón.
La mística existe. Vaya que existe. Vélez se puso 2-1 cuando media hora antes ya se miraba afuera de la Copa. El Amalfitani por primera vez se venía abajo. Y Fernando Ortiz, veterano de mil batallas, pierde la carpeta y se hace sacar una amarilla tonta.
Su equipo queda con 10 jugadores. Pero igual va. Martínez, una pesadilla, genera un penal a puro talento. Era 3-1 y clasificación. Silva, veterano de mil goles, se patina y la tira por arriba. El Amalfitani se calla. Los jugadores locales ya no tienen más reacción.
Dos sucesos increíbles, típicos de Libertadores. Dos sucesos que demuestran que Peñarol tiene un sabor especial para este torneo. Cuando peor la pasaba, recibe el placer de quedar con uno más. Cuando la serie se le ponía horrible, recibe el error de un hambriento del gol como Silva.
Por eso agitan las camisetas, incluso lloran, y alzan los brazos a la tribuna. Están en la final. Sufriendo como en Santiago, cierto. Perdiendo como en Santiago, también. Pero con la conciencia tranquila de haber jugado otro gran partido y el corazón caliente de sentir dos colores que los protegen.
Pudo ser para cualquiera, pero fue para Peñarol. Porque en la ida tuvo el mérito de no recibir goles. Porque en la vuelta tuvo el mérito de hacer uno en un primer tiempo inesperado, donde no salió a defenderse con un ómnibus como muchos esperaban.
Ganando las divididas ante un rival demasiado frío, llegó con facilidad al arco contrario. Martinuccio y Olivera avisaron, Mier pegó. Recién abajo en el marcador, Vélez se percató de que estaba en una semifinal de Copa y empezó a acelerar los motores.
Al intento de fútbol bonito le agregó energía y sentimiento. El gol de Tobio, la figura del local junto a Martínez, le cayó como un vaso de agua en pleno desierto. Pero en el segundo tiempo volvió a encaminzarse a través del pase intrascendente.
Peñarol, encantado, volvió a mostrar su mejor versión. Defendiendo sin sufrir en la última línea, era todo eficacia de mitad de cancha para adelante. Olivera pudo ahorrar varios infartos. Pero la erró debajo del arco y Silva no perdonó del otro lado.
Era 2-1...y entonces llegaron los sucesos increíbles. Esos que dejan a Peñarol en la final, a un paso de ser campeón. Porque la mística existe.
Vélez Sarsfield: Marcelo Barovero, Fabián Cubero (13' Fernando Tobio), Sebastián Domínguez, Fernando Ortiz, Emiliano Papa; Augusto Fernández, Héctor Canteros, Víctor Zapata (87' David Zapata); Maximiliano Moralez (60' Ricardo Alvarez); Juan Manuel Martínez, Santiago Silva
DT: Ricardo Gareca
Peñarol: Sebastián Sosa, Alejandro González, Carlos Valdez, Guillermo Rodríguez, Darío Rodríguez; Matías Corujo, Nicolás Freitas, Luis Aguiar, Matías Mier (70' Fabián Estoyanoff); Juan Manuel Olivera, Alejandro Martinuccio (82' Emiliano Albín)
DT: Diego Aguirre
Goles: 34' Matías Mier (P), 45' Fernando Tobio (V), 66' Santiago Silva (V)
Roja: 69' Fernando Ortiz (V)
Jueces: Enrique Osses, Francisco Mondría y Patricio Basualto (Chile)